Ernes, la historia no escrita (I)

Vista del embalse de Grandas de Salime, mirando al norte desde el camino de acceso a Ernes.

Ernes, una aldea del concejo de Negueira de Muñiz (Lugo), quedó aislada del mundo al verse cerrados sus accesos por la creación del embalse de Grandas de Salime (Asturias), a mediados del siglo XX. Tras una década de difícil supervivencia, la diputación creó uno poblados coloniales en A Terra Chá para acoger a sus habitantes, que se vieron obligados a abandonar el pueblo.

Cincuenta años después, por fin, una pista de tierra permitió el acceso de nuevo y muchos de sus antiguos habitantes pudieron regresar, abrir, acondicionar y recuperar sus casas.

Y ahora, sesenta años después de que la iglesia y cementerio de la parroquia quedasen sumergidos bajo el río Navia, el día 8 de diciembre de 2013 se inauguró y bendijo una nueva iglesia, dedicada a San Pedro, patrono del pueblo.

Esta es una historia de aislamiento, olvido, tristeza y reencuentro. Si quieres conocerla, puedes seguir leyendo.

Ernes, a small village belonguing to Negueira de Muniz (Lugo), remainded isolated from the world when their natural access were closed by the creation of the Grandas de Salime dam (Asturias), the mid-twentieth century. After a decade of difficult survival, the administration created some colonial settlements in the Terra Chá to accommodate its habitants, who sadly had to leave the village.

Fifty years later, a dirt track allowed access again and many of its former residents were able to return, enabling them to open, to condition and to restore their old homes.

And now, sixty years after the church and the cemetery were submerged under the Navia River, on December 8, 2013 it was inaugurated and blessed the new church, dedicated to St. Peter, patron of the town.

This is a story of isolation, forgetfulness, sadness and reunion. If you want to learn more about, continue reading below.

Vista de Ernes desde el antiguo camino que conducía a Grandas.

Vista de Ernes desde el antiguo camino que conducía a Grandas.

Ernes se encuentra en la ladera oeste del monte Busbeirón, al sur del embalse de Grandas, en su margen oriental. Antiguamente se accedía a través de pequeños caminos y puentes, desde las localidades más próximas en el mismo valle, como El Foxo, camino de Negueira de Muñiz, o Puente Salcedo, camino de Grandas. Estos accesos eran realmente difíciles, caminos que permitían el paso, en el mejor de los casos, de los tradicionales carros de vacas.

Tenía en sus buenos tiempos veintiocho casas y fue, sin duda, el mejor pueblo por tamaño y riqueza del concejo de Negueira.

Con anterioridad a los años 50, cuando se inundó el valle, la población vivía de cara a la localidad asturiana de Grandas de Salime, donde había mercados importantes. Los caminos serpenteaban por las laderas y pasaban por las diferentes aldeas que jalonaban el curso del río Navia.

Magníficas casas, hórreos y paneras que quedaron aisladas en el pueblo.

Magníficas casas, hórreos y paneras que quedaron aisladas en el pueblo.

Ernes sufrió su peculiar historia por la aparente o engañosa “suerte” de que no desapareció bajo las aguas. Tan solo la iglesia, el cementerio y un par de casas, que estaban en la parte baja del pueblo (San Pedro de Ernes), quedaron sumergidas. El resto de casas, construidas a cotas más altas, se conservaron. Otros pueblos desaparecieron totalmente bajo las aguas, con lo que no hubo más opción para sus habitantes que la emigración forzosa.

En Ernes, en un primer momento, la gente pensó que podría continuar viviendo sin mayor problema, si bien es cierto que no se les ofreció otra alternativa. Aunque muchas de las mejores praderías estaban en la parte baja y se perdieron, quedaron abundantes tierras, huertas y montes disponibles. El gran problema fueron las comunicaciones, el aislamiento que, poco a poco, hizo mella en la vida de la gente.

Aunque la empresa del embalse (Hidroeléctrica del Cantábrico y Electra del Viesgo en mancomunidad, Saltos del Navia) dejó un servicio de pasaje en barca para el tránsito de estos pueblos, no siempre estaba disponible y, además, el pasaje solo se realizaba aguas abajo, en dirección a Grandas de Salime. Se produjo la paradoja de que los habitantes del pueblo, para ir a su ayuntamiento y centro administrativo, Negueira de Muñiz, tenían que hacerlo por sus propios medios. Así que se vieron obligados a conseguir barcas o alquilarlas. Adicionalmente, el transporte por barca no permitía el movimiento fácil de ciertas mercancías, bienes de equipo, materiales de construcción, etc., en plena época de desarrollismo y salida de la autosuficiencia.

Capilla de Casa Meirazo.

Capilla de Casa Meirazo.

Solo se indemnizó por las tierras anegadas, pero no por las limitaciones de los accesos ni por otros daños e inconvenientes que sufrieron los lugareños. No vamos a incidir aquí sobre la precariedad de las indemnizaciones en general, que apenas permitieron a la gente rehacer su modo de vida.

Aún así, los habitantes de Ernes aguantaron estoicamente una década hasta que, a finales de los años sesenta, promovido por el párroco de la época, Don Ramón Rodríguez González, la administración tomó cuenta de la situación y se produjo una visita del Gobernador Civil de Lugo. La entrada se hizo por barca, desde Entralgo y, cuentan los vecinos, que las dificultades que sufrió la comitiva para desembarcar a través de los fangales que jalonan la ribera por el bajo nivel de las aguas, dejó bien patente la problemática y necesidades del pueblo.

La arquitectura popular en piedra y madera, típica de la zona, es una de las característica de Ernes.

La arquitectura popular en piedra y madera, típica de la zona, es una de las característica de Ernes.

La solución que se buscó fue la creación de unos poblados, unas colonias de neoformación en A Terra Chá, cerca de Villalba (Lugo). Allí se construyeron unas pequeñas granjas o caseríos que constaban de una vivienda, una pequeña cuadra o establo y un terreno. Se les dotaba con dos vacas y había una empresa con maquinara que ayudó los primeros años a trabajar la tierra a los colonos.

EL primer poblado que se formó fue Matodoso, cerca de Castro Riberas de Lea (Castro de Rey), lugar al que se desplazaron también gentes procedentes de otras partes de Galicia. Posteriormente, se creó Arneiro, cerca de Villalba, al que acudieron también gente de Villar, Cancio, Foxo, Bueye y Escanlar. El poblado se dividía en dos barrios, El Pomar, colonizado en su mayor parte por habitantes de Ernes, y El Arneiro, a unos kilómetros del anterior, que recibió gente de otras localidades de Galicia.

Las casas están inmersas en un bosque autóctono  que las envuelve  a lo largo de todo su perímetro.

Las casas están inmersas en un bosque autóctono que las envuelve a lo largo de todo su perímetro.

Esta solución, que podría parecer buena en principio, nunca gustó demasiado a la mayoría de la gente. Incluso muchos de ellos, aún hoy en día, reprochan a la administración y al mencionado párroco el no haber luchado por conseguir un camino digno de acceso en lugar de haber desterrado a sus habitantes…

EL éxodo, la partida del lugar, fue un hecho tremendamente dramático. Una señora, joven en aquel tiempo, aseguraba que “los viejos del lugar habían muerto prematuramente”, que les había quitado años de vida el disgusto que les ocasionó este abandono forzoso del pueblo. Parece exagerado pero seguramente fue real en cierta medida. Lo cierto es que, para las nuevas generaciones, el asentamiento en la nuevas colonias fue positivo porque les facilitó su apertura al mundo pero, para los habitantes originales, fue un verdadero drama.

Solo tres personas se resistieron a partir. Los hermanos José y Carmen de Casa Xarrín y Enrique, de Casa Cadenas. Todos ellos morirían tiempo después sin ver el final de esta historia.

En los años posteriores al abandono del pueblo, algunas familias volvían durante el verano, con grandes dificultades. La única vía posible, salvo acceso por barca, era subir desde Santalla por caminos del monte hasta el monte Busbeirón y bajar después hacia Ernes. Durante los años 70 el pueblo recibió la visita de los grupos de jóvenes de tendencia “hippie”, denominados localmente comuneros, que ocuparon algunas casas y le dieron cierta vida, pese al rechazo y escepticismo de muchos.

Ubicación de los pueblos próximos (en verde) y de los sumergidos (en rojo) bajo la cola del embalse de Grandas de Salime.

Ubicación de los pueblos próximos (en verde) y de los sumergidos (en rojo) bajo la cola del embalse de Grandas de Salime.

José María López Díaz, oriundo de Barqueiría, pueblo desaparecido bajo el embalse cerca de Ernes, recogió el testimonio de un antiguo emigrante de este valle, cuando regresó ilusionado hace unos años aprovechando el bajo nivel de las aguas del salto:

“Mi amigo y yo, marchamos a Buenos Aires y nos fuimos de este valle de noche, para no ver lo que dejábamos atrás, y ojalá ahora hubiese vuelto de noche para no ver lo que me encuentro…. 

Sus palabras dejan patente la tristeza al contemplar los restos ruinosos de las casas bajo el agua después de haber conocido la riqueza y esplendor del valle.

Continuación hacia el Sur de la imagen anterior. En verde: localidades próximas al embalse. En rojo: localidades desaparecidas bajo las aguas. Ernes está al SE de la foto.

Continuación hacia el Sur de la imagen anterior. En verde: localidades próximas al embalse. En rojo: localidades desaparecidas bajo las aguas. Ernes está al SE de la foto.

En la próxima entrada, os contaré cómo acaba esta historia…

2 comentarios en “Ernes, la historia no escrita (I)

  1. Muchas gracias Javier por compartir tus conocimientos sobre esta tierra maravillosa. Es muy de agradecer el tiempo y el esfuerzo que gente como tú, y Pepe da Barqueiría entre otros, dedicáis a esta zona. ¿Tienes algo publicado sobre el trabajo en piedra seca? Un cordial saludo de un madrileño de la parroquia de Negueira.

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